Francisca Alegría, la cineasta chilena que triunfó en Sundance

Por Macarena Carrasco @maca_carrasco | Jueves, 2 de Febrero de 2017
Francisca Alegría, la cineasta chilena que triunfó en Sundance

Francisca Alegría tenía solo 14 años cuando comenzó a dirigir películas. En la ciudad de Los Andes, iba a pasear en caballo junto a su abuelo, su hermana y sus primas por varios días hacia la cordillera. Ahí, disfrutando entre los paisajes, sacaba una antigua cámara de sus padres, con la que dirigía pequeñas historias que surgían en la imaginación de todos. Ese, según cuenta, fue el origen concreto de su decisión de ser cineasta.

Varios años después, esta chilena llegó Park City, un poblado ubicado en el estado de Utah, en Estados Unidos. Entre la nieve y las bajas temperaturas, esperaba nerviosa el estreno de su cortometraje Y todo el cielo cupo en el ojo de la vaca muerta (And The Whole Sky Fit in the Dead Cow's Eye) en el festival Sundance 2017.

La historia gira en torno a una señora llamada Emeteria (85), que es visitada por su antiguo patrón que lleva muerto más de 30 años. Él viene a traerle malas noticias sobre su hijo, José, dueño de 55 vacas que acaban de morir de forma misteriosa. "No estaba pensando en festivales cuando hice este cortometraje. Lo único que pedía es que, al terminar todo el proceso, saliera algo coherente en la sala de edición", explica Francisca, ahora desde Rotterdam.

Pese a lo anterior, los días en el festival fueron exitosos para la joven directora. Luego de un fin de semana exhibiendo el cortometraje -que también es su tesis de título en la Universidad de Columbia-, el 25 de enero ganó la categoría Short Film Jury Award: International Fiction at Sundance 2017 (Precio del jurado al mejor cortometraje), donde superó a 13 cintas provenientes de países como Australia, Siria, Canadá, China, Japón y Polonia.

Las vacas, el ojo, y el cielo

El camino de Francisca no ha sido corriente. Pese a que todos en su familia querían que estudiara Ingeniería Comercial -porque siempre tuvo buenas notas- ella eligió probar suerte en el Bachillerato de la Universidad Católica, donde posteriormente derivaría a Dirección Audiovisual.

Luego, un intercambio en la Universidad de Santa Bárbara, EE.UU durante un año, y posteriormente, un MFA de Guión y Dirección Audiovisual en la Universidad de Columbia, catapultarían su paso y recientes reconocimientos en diferentes festivales alrededor del globo como lo son: Telluride, Toronto o Nueva York, entre otros. En exclusiva, M360 habló con la joven promesa del cine nacional.  

¿Qué significa para ti, en todos los ámbitos, poder participar con tu producción de festivales tan importantes a nivel mundial?

Todavía no proceso toda esta información, ha sido un viaje demasiado extraordinario. Me siento muy agradecida por todo el apoyo incondicional de mi familia, amigos y profesores, y al mismo tiempo, soy consciente del arduo proceso de aprendizaje que me ha llevado a este punto.

Creo que hay dos cosas que me ponen muy contenta sobre estos reconocimientos: el primero es que toda la energía y dedicación que he puesto en mi trabajo estos años está teniendo sus frutos. Segundo, que puedo contar mis historias a mí manera. Por años pensé que no sería posible, porque a nadie le iban a gustar o simplemente no me iba a poder hacer entender, pero estos reconocimientos me dan seguridad para continuar explorando dentro del lenguaje audiovisual. Todo esto significa finalmente que acabo de dar un paso en tierra firme, y puedo continuar con los proyectos que vienen con confianza en mi voz y mis ideas.

¿Cómo nació "Y todo el cielo cupo en el ojo de la vaca muerta"? ¿De dónde sacaste la inspiración para la historia?

Nació de tres imágenes que dieron vuelta en mi cabeza durante el proceso de escritura. En primer lugar, cuando me leí las cartas de Tarot donde una persona que hoy ya puedo llamar amiga. Es a quien acudo todos los años y a la que le pregunté por este cortometraje que aún no escribía. Ahí salió una carta que mostraba a un hombre volviendo a su pueblo natal, donde nadie lo reconocía.

Luego, un día leí en un diario chileno el titular "55 vacas muertas por un rayo" y me llamó mucho la atención. Comencé a investigar estos sucesos y me imaginé cómo sería visto esto en un pueblo supersticioso, como el de mis abuelos.

Por último, un día en una conversación con una de mis queridas abuelas, vi cómo le corrió una lágrima interminable en un momento de dolor. Esa también fue una inspiración. Aunque la escribí en Nueva York, decidí filmarla en Chile y específicamente, en la zona de Los Andes donde viven mis abuelos, porque ahí tengo los mejores recuerdos de mi infancia.

Hay un gran reparto en tu cortometraje, con actores como Shenda Román, Catalina Saavedra, Luis Dubó y Gregory Cohen. ¿Cómo fue el proceso de selección?

Los llamé, me junté con ellos, les interesó el proyecto y empezamos a trabajar juntos. Shenda Román fue con la que más trabajé, ya que es la protagonista y la fuerza de esta película y trabajamos el guión desde su personaje. ¡Es una artista alucinante! Su experiencia, talento y perseverancia la hacen ser quien es. Fue un honor para mí trabajar con ella y aprender de ella, y estoy muy agradecida por la entrega que dio en esta película.

Cuando le informaron a Francisca que su cortometraje había seleccionado para el festival de Sundance, ella estaba trabajando en el guión de su segunda película. "Me llamó una de las programadoras por teléfono, me dio ataque de risa y le tuve que preguntar tres veces si es que era una broma o no", cuenta.

¿Cómo viviste la experiencia de participar en un festival de cine tan importante?

Ha sido extraordinaria. Primero que todo, las personas del festival me trataron como reina –a mí, mis productores y mis padres- y por otro lado, he aprovechado cada momento, especialmente cuando se trata de conocer gente nueva. Soy muy observadora y me entretiene aprender de todas las circunstancias en las que me encuentro, he aprendido mucho.

¿Cómo percibiste la aceptación de la audiencia al ver el cortometraje?

La recepción fue muy buena. Varias personas se me acercan para contarme las emociones que les generó la película, y el viaje reflexivo que les dejó. Obviamente, no podría pedir más, me hace muy feliz que la gente responda de esta forma.




El (re) cambio en el cine chileno

Francisca pertenece a una nueva generación de cineastas que cada vez hacen más ruido en el extranjero. Particularmente, ella representa a una cada vez mayor cantidad de mujeres que se atreven a ingresar a la industria cinematográfica, donde en nuestro país también destacan nombres como el de Dominga SotomayorMarialy Rivas.

¿Has sentido alguna vez que existe un prejuicio contra las mujeres en la industria cinematográfica?

Por supuesto. Aunque yo nunca lo he sentido directamente, es algo real, y no se cierra solamente a la industria del cine; sucede en todas partes. Aún vivimos en la era del patriarcado, pero mi naturaleza optimista me dice que esto está cambiando. Yo quiero ser parte de ese cambio.

¿Cuál es el rol que crees que han adquirido las mujeres en esta misma industria?

Las mujeres siempre hemos tenido un rol en ella, solo que en sus comienzos eran solo unas pocas las que lograron visibilidad detrás de las cámaras. Hoy en día, veo que los roles de control creativo están siendo distribuidos más parejamente, pero solo porque han habido mujeres que han hecho una carrera tenaz para llegar a ello. Creo que cada vez hay menos diferencias, y hemos logrado que algunos de los dinosaurios patriarcales empezaran a hacer sinapsis en sus cerebros.

¿Cuáles son tus próximos proyecto?


Estoy trabajando en dos guiones. El primero es "La Vaca que Cantó una Canción Sobre el Futuro", que será el primer largometraje de una trología. Será una co-producción Chile-Italia, y la estoy realizando con Jirafa Films y el productor Augusto Matte. Antes del festival, estuve en el Sundance Lab, donde el guión quedó seleccionado, así que con Augusto estamos ahora en Rotterdam presentándolo en CineMart. ¡Deséennos suerte, por favor! (risas)

Por otro lado, estoy trabajando en una película estadounidense. No puedo revelar el título aún, pero sí puedo contar que estoy con una co-guionista llamada Elizabeth Rose (gran amiga y compañera de Columbia) y los productores Emily Ziff Griffin (Mixed Use Co.) y Nikola Duravcevic (Asterion Pictures). Es un guión que escribí hace unos años en Columbia y que se trata de una mujer que se pierde en un mall y desaparece en un submundo donde existe una realidad alterna. Es una parábola que cuestiona la ética detrás de la tecnología, el consumerismo y la inmigración en Estados Unidos.

¿Te gustaría crear tu propio espacio en la industria chilena, o buscas internacionalizar tu carrera desde ya?


Yo solo quiero hacer películas. En Chile, Estados Unidos, y donde me lleve cada proyecto.

 

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