[COLUMNA] Constanza Del Rosario: Cuidado con el complejo de mimo

Por Constanza Del Rosario @ConsdelRosario | Miércoles, 4 de Enero de 2017
[COLUMNA] Constanza Del Rosario: Cuidado con el complejo de mimo

Si en mi columna anterior hablé de los peligros de subtitular las conversaciones, en esta quiero centrarme en los riesgos de adoptar el "rol de mimo" en nuestra relación. Y así comprender que sin decir mucho pero gesticular bastante, podemos alentar peleas y dificultades comunicativas que pueden destruir nuestra relación.

¿A qué me refiero con el rol de mimo? A cuando comunicamos nuestro disgusto hacia lo que dice o hace nuestra pareja a través de un sinfín de muecas que son inevitablemente "subtituladas" por el otro, reaccionando emocionalmente a estas.

Ejemplo de estas muecas son las alzadas de cejas, los suspiros de agotamiento, los movimientos de cabeza en forma de negación, abrir las fosas nasales, alzar un costado del labio, apretar el entrecejo, levantar las cejas, poner los ojos desorbitados, hacer movimientos de manos como quien espanta a una mosca, etc.

En terapia y en la vida diaria, es fácil ver esta interacción comunicativa, donde una o ambas partes de la pareja adoptan el rol de mimo mientras el otro habla o realiza alguna actividad, como si comentara a través de los gestos lo que la pareja dice o hace. Gesto que generalmente busca rechazar, ridiculizar, devaluar, negar o minimizar al otro. Estas muecas, los terapeutas de pareja, las denominamos "gestos de desprecio".

Gran parte de mis pacientes no son conscientes de que realizan estos gestos, ya sea porque son un mal hábito que arrastran de toda la vida o bien porque que se han vuelto reacciones automáticas hacia el otro. Y sean o no conscientes de sus gestos, la gran mayoría de ellos, no creen que "poner caras" afecte realmente a la relación y menos aún lo consideran un combustible para encender o mantener conflictos; es más, hasta antes de hacerles ver como su rol de mimo es clave en las dinámicas toxicas de la relación (e incluso pese a explicárselo) tienden a pensar que si su pareja se enoja por esta "nimiedad" es que "no tiene sentido del humor", que es "exagerada" o "muy sensible". En definitiva, que no es su problema si el otro se enoja por todo; sin hacerse responsable de que esas "caras" hacen eco a los pensamientos negativos que albergan hacia el otro.

¿Por qué a muchos les cuesta abandonar su rol de mimo? Porque están convencidos de que lo único que crea problema en la relación son las palabras o los confortamientos abiertos y directos, restando importancia a todo lo no dicho y que igualmente comunica, como nuestro lenguaje corporal.

Irónicamente, el factor "comunicación no verbal" en los conflictos de pareja es quizás uno de los descubrimientos más relevantes de los llamados "laboratorios de amor" (donde se observan la conducta diaria de un sin número de parejas y se monitorean sus reacciones fisiológicas). Estableciéndose que la frecuencia de aparición de estos gestos de desprecio no sólo se asocia al inicio, mantenimiento y aumento de conflictos relacionales, sino que es un fuerte predictor de separación.

¿Quiere cuidar su relación? Entonces, póngale ojo a sus gestos y caras, que su complejo de mimo puede estar saboteando su relación.

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