[COLUMNA] Karen Uribarri: ¿Por qué quieres cambiar a tu pareja?

Por Karen Uribarri @KarenUribarri | Miércoles, 10 de Mayo de 2017
[COLUMNA] Karen Uribarri: ¿Por qué quieres cambiar a tu pareja?

Manejando una mañana me sorprendo cuando en la radio aparece una mujer que cuenta al aire que no está feliz, que está aburrida porque no tiene la cantidad de relaciones sexuales que ella quiere.

"Mi marido es flojo, no me da el sexo que necesito".

"¿Y usted lo provoca?, ¿le hace cosas?", le dice uno de los locutores, a lo que ella responde  "Sí, mucho".

"¿Y antes era así de flojo?", le preguntan.

Y ella responde: "si, siempre" ...

"Quizás ya no te ama", arremete el locutor...

Y se oye la voz triste de la mujer...

Yo no creo que él no la ame, sino que ella comete el pecado típico de las mujeres: Querer cambiar al otro y que se convierta tarde o temprano en el hombre que soñamos y que tenemos metidos en la mente desde siempre. Porque si sabe que él siempre fue así... ¿por qué debería ser ahora distinto? Lógico, ¿no?

Nos casamos con personas que no conocemos y los elegimos como parejas de por vida en un estado de encantamiento que nos condena a tomar decisiones a ciegas, con el corazón y muy poca cabeza. Y pasan los años y nos damos cuenta que nos faltan cosas y nos empecinamos en hacerlas aparecer como sea en el personaje que elegimos para envejecer a nuestro lado.

Seguramente esta señora sabía –cuando se casó con su marido- que a él le gustaba el pan con queso, que su comida favorita era la cazuela, que le gustaba bailar y que jugaba pichanga. Pero, ¿conocía cuáles eran sus temores y aspiraciones?, ¿sabía qué cosas lo motivaban?, ¿conocía cuán importante era para él el sexo o cuáles eran sus fantasías? Lo más probable es que no y que pensó que podría ir arreglando la carga en el camino.

"Siempre existe la idea de que las cosas van a cambiar. La idea de poder transformar al otro en aquello que deseo, que me acomoda, pero que no necesariamente es el otro. Y a veces nos acomodamos un rato y cuando las cosas no dan para más vienen las crisis", me explica Michelle Thomas, psicóloga especialista en sexualidad y Directora de Cesch (www.cesch.cl).

¿Y si una vez estoy ya metida en el asunto... tiene solución o me debo separar? Porque estamos claras que obviamente no lo voy a cambiar... "O sea, siempre se puede replantear qué es lo que quiero. Llegar a acuerdos. Ver si puedo vivir con eso. Y si no puedo... Buscar lo que necesito, entendiendo que lo más probable es que nunca lo encuentre afuera sino conmigo mismo. Más amor, más cariño, alguien que se preocupe, más sexo, alguien que me haga sentir vivo... Al final siempre buscamos otros que nos hagan sentir aquello que nos falta a nosotros con nosotros mismos", afirma Thomas.

Y si deseas quedarte ahí: Elige tus batallas. No quieras cambiar al hombre que elegiste como tu marido y quiérelo tal como es. Los cambios son adaptaciones en un matrimonio, pero cambios radicales no ocurrirán. Baja tus expectativas, acomódate y si no logras acomodarte y ser feliz... quizás sería buen replantearse el seguir.

"Al final el matrimonio es un contrato, una sociedad. Con acuerdos mínimos y con un proyecto o varios en común. El sexo es uno de esos puntos y hay mil más. Hay que crear una sociedad que nos permita a los dos crecer, desarrollarnos y construir en conjunto", dice Thomas. Claro que siempre desde lo que cada uno es. Y para ser lo que uno es hay que haber sido lo que otros esperan. Y saber qué de eso realmente soy y que no. Ir cambiando la piel, dejando lo que no sirve... Y eso lleva un tiempo, es un proceso, pero que tiene un final feliz... si tú quieres, claro.

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