[COLUMNA] Karen Uribarri: "Despacito... quiero desnudarte a besos despacito"

Por Karen Uribarri @KarenUribarri | Jueves, 9 de Marzo de 2017
[COLUMNA] Karen Uribarri:

"Me encanta hacerlo tranquilamente, con todo el tiempo del mundo para tocarnos, besarnos y descubrir nuevas sensaciones. Me gusta el sexo con calma, con detalles y casi como un retiro sexual. El ambiente ideal, todo a la mano y por horas", confiesa Sandra, mujer casada, con tres hijos y 36 años a cuestas.

Ella, como varias mujeres (y como canta Luis Fonsi), adora lo que hoy se llama Slow Sex, es decir, el sexo lento. Una tendencia que comenzó en Roma en 1986 y que instauraron unos cocineros italianos al verse amenazados por la comida rápida. Por ello, promovieron la idea de la Slow Food, es decir, aquella que requiere tiempo para disfrutarla. Así se formó una asociación internacional que actualmente funciona en 104 países y de la que se desprendió un estilo de vida que abarcó todo, desde el trabajo, ciudad y estudios hasta la sexualidad.


El sexo no se quedó fuera de esta tendencia y alcanzó rápidamente mucha popularidad. Este estilo llama a degustar el sexo, aprenderlo con tiempo, practicarlo y saborearlo, al igual que con la comida. Insisten en que el sexo es algo que va más allá de la satisfacción física y del amor, es una danza cósmica que nos pone en sintonía con la vida. Hay que dejarse llevar por su esencia, hacerlo naturalmente, sin prisas ni tiempos.

El Slow Sex reivindica el buen sexo lento, el decorar el ambiente para tener mucho más que sexo, promover la paciencia para descubrir nuevos puntos de placer, eliminar los teléfonos y televisores de los dormitorios, promocionar los aromas y sabores en el sexo... Es mejorar el sexo en toda su dimensión.

"Recuerdo una noche en que lo esperé con música, un vinito rico, las luces tenues, las sábanas con pétalos de rosa y yo desnuda sobre ellos. Él llegó y se sonrió. Debe haber pensado que estaba viendo muchas teleseries romanticonas. Pero me siguió el juego y se desnudó frente a mí lentamente. Luego se recostó a mi lado y nos besamos por horas. Hace mucho que no disfrutábamos tanto los besos. Luego nos rozamos con las yemas de los dedos por mucho rato... Estuvimos en eso hasta las 12 de la noche (¡y habíamos comenzado como a las 9!) y fue para recordarlo de por vida. Maravilloso", recuerda Sofía, de 37 años, casada hace 15.

Con 'Delay' podríamos llamarlos... Un sexo ideal para combatir la rutina y la esclavitud del reloj, y que incluso podría sacarnos de la idea de que el sexo es sexo sólo si hay penetración. Bienvenida la calma, las sensaciones y las largas sesiones de caricias y besos.

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