[COLUMNA] Karen Uribarri: ¿Funcionan las feromonas?

Por Karen Uribarri @KarenUribarri | Miércoles, 28 de Diciembre de 2016
[COLUMNA] Karen Uribarri: ¿Funcionan las feromonas?

Los miré mucho rato en el café de la esquina, y podría firmar que ella se sentía profundamente atraída sexualmente por él y que él acogía esa atracción fascinado. Era como si, al acercarse, las feromonas hicieran el trabajo de modo perfecto.

Debe ser por eso que las feromonas subieron en popularidad los últimos años e -incluso- la esencia de su poder atractivo ha sido utilizada para la fabricación de perfumes que ya son todo un éxito. Y es que estas hormonas son unas señales químicas que expelen los animales para recibir información social y sexual de los miembros de su misma especie. Una tenue brisa de esta sustancia química puede estimular a su pareja a aparearse inmediatamente.

Ahora bien, en cuanto a las personas, se dice que también hacemos uso de este lenguaje hormonal, claro que sería de una manera mucho más sutil, ya que el mensaje competiría con los otros factores, como la conducta, las normas sociales y la moral, por ejemplo.

De igual forma, nuestra fisiología sigue siendo tan sensible como la de otros mamíferos, lo que se demuestra cuando muchas mujeres viven juntas, ya que al cabo del tiempo todas terminan teniendo sus ciclos menstruales en la misma fase.

De todas maneras, hay que decir que las feromonas funcionan con mayor rigurosidad en las mujeres. Esto se demuestra en un estudio que realizó por el Centro de Sentidos Químicos Monell en Pensilvana, en el año 1986, cuando descubrieron que la "feromona humana femenina", como la definieron, tiene como función hacer a la mujer fértil, lo que la con vierte en potencialmente más atractiva para el sexo opuesto.

¿Cómo saber si las feromonas funcionaron? Porque su mirada se clava en nosotras de manera intencional y sincera (no olvidar que los ojos son el espejo del alma), desviándola cuando se encuentra con la nuestra. También si cruza las piernas lentamente (y apuntan en nuestra dirección), delatando deseo de proximidad. Si sus gestos muestran especialmente las muñecas y palmas de las manos.

A esto se añade la inevitable evidencia del nerviosismo, expresado por el temblor de las manos y la voz, la confusión y la torpeza en los movimientos. Claro que una de las maneras más claras de descubrir si alguien se interesa en otra es por su esfuerzo en acortar distancias, es decir, si en una reunión elige sentarse en un sillón cercano o si al caminar intenta ir a nuestro paso. Ahora, una vez que se ha animado a presentarse, se muestra confiado y accesible, con los brazos relajados, en posición abierta y con los pies (o las piernas si está sentado) dirigidos a nosotros.

Tal vez estos sean detalles en una conquista, pero son señales que si se les da un poco de atención disminuirán visiblemente el margen de error cuando existe interés en otra persona.

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