#AhoraSoyMamá: ¿Estamos viviendo una "Guerra de Madres"?

Por Gabriela Ulloa U. @ahora.soy.mama | Lunes, 20 de Noviembre de 2017
#AhoraSoyMamá: ¿Estamos viviendo una

No sé en qué momento empezó ni por qué, pero me parece que cada día es más loca la carrera por ser mejor madre que la del lado.

En un extremo están las denominadas "perfectas", que se caracterizan por estar súper-hiper-mega informadas de todo el proceso del embarazo y desarrollo fetal e infantil. Que optan y apoyan el parto espontáneo, ojalá lo más natural posible y sin ninguna intervención. Aquellas que se jactan de sentirse "mamíferas" por sentir dolor y no haber sucumbido ante una inyección epidural o la ayuda de un pinchazo de oxitocina. Esas que practican colecho desde el día uno y por varios años, portean a cada instante para nunca separarse de sus hijos y dan leche materna a libre demanda hasta mínimo los veinticuatro meses. Esas madres que renuncian a sus trabajos para quedarse en casa y criar a sus hijos bajo la teoría del apego y crianza respetuosa, y odian los andadores por afectar la morfología del bebé y los corrales por restringirles su libertad. Aquellas que practican Baby Led Weaning (BLW / alimentación complementaria guiada) y ofrecen alimentos orgánicos, sin azúcar y extra saludables. Prohíben todo tipo de tecnología, como televisión, tablets o smartphones y lo cambian por libros clásicos o juguetes de madera, ojalá estilo Montessori.

En el otro extremo las denominadas "imperfectas" que se caracterizan por vivir un embarazo con menos restricciones odiando un poco los malestares causados por su condición. Esas que claman una cesárea y que el bebé nazca pronto y las deje ser "libres" otra vez. Que no soportan ni la idea de colechar y a los pocos meses hacen que sus hijos duerman solos en otra habitación, ojalá toda la noche porque despertar a amamantar les parece un castigo. Madres que no tuvieron una lactancia materna exitosa –o no quisieron tenerla por opción propia- y son amantes de la leche en tarro y las mamaderas. Que no soportan estar todo el día en la casa criando y ansían que termine el post natal para volver al trabajo y "tener vida". Madres que dejan a sus pequeños en andadores o corrales para tener un respiro y un momento para ellas mismas sin que el bebé corra peligro. Ofrecen papillas para que la alimentación sea más rápida y no quede todo sucio y la comida desparramada en el suelo, optando muchas veces por colados ya preparados porque no les gusta o no quieren cocinar. Esas que ofrecen chocolates, galletas y alimentos con azúcar para mantener a los pequeños calmados o felices. Mamás que se apoyan en la tecnología para entretener a sus hijos y poder tomar un café caliente de forma tranquila.

¿Qué hay de malo en cada estilo? Nada. El problema es que pareciera que debes pertenecer a uno de los bandos y sentirte orgullosa de lo tan perfecta o muy imperfecta que eres. Realzando cada cosa que haces y en cierto modo burlándote de que quien está al otro extremo lo está haciendo mal, ya sea por ser "exagerada", "mala madre" o lo que sea. ¿Pero qué hay de esas mamás que somos de todo un poco? Porque finalmente la gran mayoría somos mitad perfectas y mitad imperfectas. Cada una sigue sus propias pautas y hace lo que mejor puede con lo que sabe, lo que tiene y lo que quiere. Y lo que es. Muchas no estamos interesadas en mostrarle al mundo ni nuestros éxitos ni los fracasos maternales que hemos tenido. Simplemente somos madres.

Yo soy mamá y eso es probablemente es lo único que tengo claro. Y lo único que me importa. No me interesa lo que hace la de al lado o si yo lo estoy haciendo mejor o peor que ella. Pero a veces me siento agobiada por aquellas que insisten en hacer diferencias y aportan a existencia de estos dos bandos maternales. Creo que cada una es libre de hacer lo que le plazca y no es ni mejor ni peor que la de al lado. No es perfecta ni imperfecta, sino una mezcla de ambas cosas.

La maternidad no es -ni debería ser- una guerra de madres. Una pugna de estilos. Una lucha de virtudes o defectos. La maternidad es tan única para cada una de nosotras. No existen recetas, modelos, tendencias o pautas que puedan ser usadas por todas de la misma forma por lo que no tenemos el derecho de categorizarnos en alguno de los extremos. Finalmente, lo que tenemos en común es que todas somos madres y claramente queremos lo mejor para nuestros hijos. Y eso es lo único que debería importarnos.

Etiquetas :