[COLUMNA] Josefa Solar: ¿Calidad o cantidad de tiempo?

Por Josefa Solar L. www.solarnielsen.cl | Jueves, 24 de Noviembre de 2016
[COLUMNA] Josefa Solar: ¿Calidad o cantidad de tiempo?

Ser mamá trabajadora, para mí, implica entrar muchas veces en el dilema sobre si la cantidad de tiempo que logro pasar con mi hija es suficiente, en relación al que me gustaría tener. La mayoría de los días salgo más tarde de lo que quisiera, hay que hacer malabares para cumplir con los frentes que surgen en el día a día en el trabajo, hay reuniones que no se pueden mover o, simplemente, muchas reuniones. Cuando es mucho el trabajo, son 2 horas al día que logro pasar en la tarde con ella. Una hora de juego y una hora de rutina nocturna, a saber, comida, baño y tuto.

Si efectivamente las personas se forman los primeros 4-5 años de sus vidas, y quiero criar una hija que sea feliz, que tome buenas decisiones, que sepa vincularse emocionalmente con su entorno, que sea segura y sobre todo buena, debo tomar decisiones conscientes.

¿Es la calidad del tiempo lo que vale? ¿Son dos horas al día suficientes para formar y acompañar a una persona en una etapa así de estructural de su vida?

El sistema laboral chileno aún premia al que se queda hasta tarde, y con eso, en la práctica, castiga la productividad. Todavía es mal visto si un abogado se va a las 18.30 de la oficina, o si alguien plantea que se tiene que ir de una reunión porque tiene turno en el jardín de su hijo. Cuando una mujer vuelve de su postnatal, escasas veces logra optar a un sistema de media jornada, y mucho menos se ve que el hombre reciba alguna clase de incentivo para ser un ente activo en la labor de crianza de los hijos. Para qué hablar de los beneficios para niños que son -en general- de uso exclusivo de las madres, como si el asunto de la crianza fuera un tema de género. Un hombre hoy no puede optar al beneficio de sala cuna en su trabajo, según lo estipula la ley.

En lo concreto, la crianza es una tarea invisible que hace "alguien" mientras nosotros trabajamos, y la labor del cuidado de nuestros hijos queda relegado a terceros, que finalmente son quienes los educan en el día a día.

Creo que lo importante en la vida de los niños no son las grandes regalos o los grandes momentos o experiencias, por más cliché que suene. Finalmente los niños se forman en su entorno, a partir de los vínculos que generan, en función de sus propias circunstancias, de lo que ven, escuchan y sienten. Y cuando los padres pasan gran parte del tiempo trabajando, son otros quienes los acompañan en su crecimiento. Porque ser mamá o ser papá es un título vitalicio, no se puede renunciar a ello, siempre habrá una mamá y un papá, pero con dos horas al día no seremos nosotros quienes les enseñaremos a saludar al subirse a un ascensor, a ayudar a cruzar la calle al abuelo, a dar las gracias o a valorar la mandarina recién comprada en la feria. No se puede criar ni formar a una persona con dos horas al día. Como bien dicen en este blog no hay ningún trabajo, oficio o disciplina en el que puedas ser bueno si le dedicas dos horas al día.

Por lo mismo, debemos avanzar necesariamente a un sistema laboral que nos permita ocupar el rol de crianza y formación que los padres estamos llamados a cumplir. Es por cierto el trabajo más exigente y trascendente que cualquier padre tiene a su haber, porque ser papás es una opción, o debe serlo al menos. La infancia no es sólo tarea de quienes crían en silencio, sean los padres, familiares, nanas, sala cuna, o quien sea en cada caso, es deber de todos como sociedad construir un nuevo trato social que entienda que hoy la gran mayoría de los hogares biparentales necesitan dos ingresos, y por lo tanto la labor de crianza debe ser flexible y sobre todo compartida, no sólo dentro de cada núcleo familiar, sino en la mentalidad de todos como sociedad.

Promover la eficiencia, reflejada en horarios razonables, valorar la calidad de vida de los demás, aceptar a mujeres y hombres que necesiten un trabajo flexible, y generar un entorno que permita a padres y madres criar, acompañar y fortalecer el proceso de crianza y crecimiento de sus hijos es urgente. Porque insisto, no se trata de sus hijos, se trata de los niños que mañana serán los adultos que tomarán las decisiones por nosotros. Es hoy cuando debemos preguntarnos qué clase de sociedad queremos ser en 20 años, y esa decisión no la podemos tomar en 20 años más. Sus protagonistas serán las personas que estamos formando hoy.

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