[COLUMNA] Josefa Solar: Criar niños con poco tiempo

Por Josefa Del Solar www.solarnielsen.cl | Jueves, 23 de Febrero de 2017
[COLUMNA] Josefa Solar: Criar niños con poco tiempo

A mí también me pasa: cada vez que tengo menos tiempo para estar con mi hija. Estoy llegando más tarde de lo habitual a la casa o con la cabeza demasiado ocupada en otras cosas "más importantes", caigo en la epidemia de cosificar el vínculo, convirtiéndome en una dadivosa madre que todo lo da, todo lo compra, todo lo consigue, todo con tal de "evitar una frustración" en ella. Una frustración que, por cierto, es producto de mi imaginación, de aquello que yo invento que ella necesita. Lo más honesto es que no necesita "eso", ni tampoco ese dulce, ni ese juguete que terminará como tantos otros artículos de plástico apostado y olvidado en un enorme cajón de la salita.

Pienso muy seguido en esto, en lo difícil que es criar en pocas horas al día. No porque no se pueda, sino porque inevitablemente se cae en este tipo de dinámicas, cuyo desempeño en el tiempo me produce sólo dudas.

El racionamiento es correcto y compartido, me imagino, por miles de madres. "El poco tiempo que tengo no quiero usarlo dando batallas que terminarán en pataleta. Me da lata perder 40 minutos discutiendo si corresponde o no abrir un paquete de papas fritas media hora antes de la comida, en realidad no es un asunto de principios y una excepción no es mayor problema". Es fácil convencerse que eso también es calidad, porque también lo es en parte: tiempo en el que reina la paz, la felicidad, los buenos momentos, las carcajadas. Y sí, es un tipo de calidad, pero algo frágil, que en el tiempo será sólo cantidad: cantidad de juguetes, cantidad de dulces, cantidad de todo lo que sea comprable. Como dice el viejo refrán: "pan para hoy, hambre para mañana".

Hacer "las cosas bien" (lograr una alimentación más equilibrada, evitar el exceso de pantallas, compartir tiempo de calidad sin el celular en la mano, o cualquiera sea la batalla del momento) generalmente es más complejo, más demoroso y muchísimas veces más sacrificado que el camino fácil (poner monitos en la TV mientras quiero revisar mi celular tranquila, abrir un paquete de papas fritas para ganar 15 minutos de paz, correr y correr la hora de acostada simplemente por la lata de ir a hacer dormir). Cuando estás con tiempo, la colina puede volverse un poco más llana y entonces podemos abrirnos con más frecuencia a hacer "lo correcto". El problema surge cuando tenemos poco tiempo, estamos cansados, o demasiado preocupados. En ese contexto "hacer lo correcto" parece una tarea titánica, un sacrificio gigantesco poco compatible con nuestras propias vidas.

La vida moderna, aquella en la que no tenemos tiempo para nada, una vida a la que llegamos tarde y agotados al fin del día, es escasamente compatible con los tiempos de los niños, con el cuidado de sus rutinas, con dar batallas lateras pero necesarias en su formación como personas.

Por eso no me culpo y me perdono por convertirme, a veces, en esa madre que todo lo da, todo con tal de mantener la paz y conseguir una sonrisa fácil, una que olvida la pena de haber estado lejos todo el día, una que cosifica el vínculo hasta convertir a mi hija en una pequeña tirana que exige (amor y atención en forma de chocolate) y a mi en una frágil figura de madre que, motivada por el cansancio o la culpa, todo lo compra y todo lo concede, ante su incapacidad de tener la disposición emocional necesaria para entregarse a la profunda tarea de criar.

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